¿Alguna vez has escuchado la frase “los pensamientos crean tu realidad” y haz pensando eso es para los hippies espirituales, yo no creo en eso? Yo pensaba lo mismo, hasta que un día un amigo me enseño la investigación del científico Japonés Dr. Masaru Emoto sobre las partículas del agua y cambió mi perspectiva por completo.
Sí, hoy la ciencia ya comprobó que efectivamente nuestros pensamientos tienen mucha más influencia en nuestra realidad física de lo que nosotros creemos. Por más de 20 años el Dr. Emoto estudió cómo la estructura molecular del agua se transforma cuando es expuesta a palabras, pensamientos, sonidos o intensiones emitidas por el ser humano.
¿Cómo lo hizo? Cristalizó la partícula de agua, luego de haber sido expuesta a alguna de estas vibraciones y la documentó utilizando tecnología de Análisis de Resonancia Magnética y fotografía de alta velocidad. Todo su trabajo fue luego publicado en NY Times Bestseller “El mensaje oculto del agua”. En su libro, el Dr. Emoto muestra cómo cuando el agua es expuesta a intensiones amorosas y compasivas ésta resulta en formaciones moleculares estéticamente agradable, y cuando es expuesta a intensiones humanas temerosas el resultado son formaciones moleculares desfiguradas y desagradables.
¿Qué tiene todo esto que ver con nosotros?
Más del 60% de la composición del cuerpo humano es AGUA. Ahora, ¿se imaginan el impacto que tienen nuestros pensamientos en las partículas de agua que habitan nuestro cuerpo? Inclusive, todos nuestros órganos están compuestos, en gran medida, por agua. ¿Creen que, si comenzamos a tener pensamientos compasivos hacia nuestro cuerpo, quizás nuestros órganos funcionen mejor?
Vivimos en una sociedad atemorizada del envejecimiento, todos queremos vernos jovenes y vitales, pero ¿será quizás que nos estamos preocupando tanto por vernos bien afuera que estamos olvidando el sentirnos bien por dentro? ¿Estamos tan ocupados haciéndole check a toda nuestra lista de pendientes que no paramos a preguntarnos cómo nos sentimos haciéndolo?
La verdad es que al final del día, podemos hacer todo el deporte del mundo, comer saludable, tomar nuestras vitaminas, pero si no estamos cuidando los pensamientos que pasan por nuestra cabeza, nada de eso va a ser suficiente.
Es momento de comenzar a darnos amor, regalarnos pensamientos compasivos y abrazar nuestras imperfecciones. Cada vez que comemos, hacerlo con la intención de que estamos nutriendo nuestro cuerpo. Cada vez que hacemos deporte con la intención de que le estamos regalando a nuestro cuerpo un tiempo para moverse, activarse y regenerarse, y cada vez que comamos esa torta de chocolate, hacerlo con la intensión de que me estoy regalando un shot de endorfinas que me hace feliz y plena.
Hacer cada cosa con la intensión que me está llenando de energía vital, esa es mi reflexión.